martes, 13 de noviembre de 2012

RESPUESTA A J. JACKS EN RELACIÓN A SU ARTÍCULO "Inquisidores económicosde la austeridad y sus consecuencias" publicado el 13-11-2012 en El Confidencial



 

Es sorprendente que una persona con su formación académica exprese unas opiniones tan evidentemente falsas.

Es aún más sorprendente que una persona cuya tesis doctoral versó sobre la hiperinflación en la República del Weimar se olvide de las políticas económicas que permitieron superarla y ahora defienda como deseable la aplicación de las mismas políticas que la originaron.

Vayamos por partes. Hablemos en primer lugar del concepto "gasto público". Es un concepto que aplicado a la política macroeconómica fue expuesto en primer lugar por Keynes en su "Teoría general del empleo, el interés y el dinero" y solo ha sido considerado como elemento de utilidad en la política económica por la llamada "Escuela Keynesiana". Ninguna otra escuela económica lo ha considerado como tal, salvo para denostarlo. Así la llamada escuela marxista se centra en el estudio de la generación y reparto de la plusvalía, la escuela clásica en la defensa del libre mercado y en las formas de evitar la inflación y la llamada escuela austriaca se centra en la manipulación que de la economía que realizan los llamados Bancos prestamistas de último recurso mediante la fijación interesada de los tipos de interés.

Por tanto, si queremos hablar de gasto público y no pretendemos confundir a nuestros lectores debemos referirnos a la única definición existente y que pertenece, obviamente, a Keynes: "El gasto público es aquel que permite aumentar la demanda agregada".

Lamentablemente es común leer, como en este caso, definiciones que no corresponden en absoluto a la de Keynes, bien por desconocimiento debido a no haber leído (o no haber entendido) la Teoría General o bien por la mala voluntad de confundir a quienes les leen.

La traducción de la expresión "gasto público" al lenguaje actual sería, exclusivamente, a lo que hoy se denomina como "inversión pública", y aún así con matices ya que este término tambien se aplica a conceptos tan lejanos a la inversión y mucho más cercanos al consumo como la construcción de aeropuertos donde no aterriza ningún avión o al mantenimiento del yate real. Como es evidente, ningún parecido con el concepto macroeconómico introducido por Keynes. Así pues, afirmaciones como "

La capacidad de compra de la deuda viene en primer lugar del gasto público" o "Pues bien, acaba de reconocer que no puede cumplir su objetivo de déficit. ¿La causa? ¿Exceso de gasto público? ¿Planes "E"? No. La caída de la recaudación de impuestos" son falsas y tendenciosas por incompletas. Dan por supuesto que cualquier gasto público es deseable. Y ésto es radicalmente falso. Ningún economista que se precie puede afirmar semejante cosa. De hecho podemos releer a los Post-Keynesianos.

Empecemos por Stiglitz cuando explica que el 1% de la población mundial posee el 99% de la riqueza debido, en su opinión, a la información incompleta o imperfecta y a las distintas actuaciones de los gobiernos. Observe que en ningún momento entiende el término riqueza como apuntes contables en los ordenadores bancarios, sino más bien con la posesión de las materias primas y los medios de producción y distribución. No contempla para nada como deseable el gasto público entendido como gasto corriente.

Podemos continuar releyendo a Krugman cuando desarrolla el concepto de "Nueva teoría del comercio". Aquí puede observar claramente el concepto de inversión pública tal y como es entendido en la Escuela Keynesiana, en apoyo de las empresas nacionales y el establecimiento de barreras para la implantación de las extranjeras. Es la mejor definición de "gasto público" como concepto keynesiano de macroeconomía que podrá encontrar.

Por último tambien le aconsejo releer a Porter puesto que amplía muy eficazmente las ideas de Krugman y enlaza el análisis macro con la microeconomía al analizar la ventaja competitiva y desarrollar el modelo de las cinco fuerzas.

La conclusión de todo lo anterior no puede ser otra que en España debe disminuirse de forma drástica el gasto público en su vertiente de "gasto corriente u orientado al consumo" y recuperar los anteriores niveles en su vertiente de "inversión pública y mantenimiento del estado de bienestar", ya que solamente así será capaz de generar demanda agregada.

Esto de ninguna manera es incompatible con los dictados de la Unión Europea, pero parece serlo con los intereses de la clase política española que elige incrementar los impuestos y dismunuir el estado de bienestar mientras mantiene el despilfarro de la élite política y los beneficios empresariales de sus apoyos financieros.

Hablemos ahora de la llamada "devaluación interna" que tanto parece disgustar al Sr. Jacks.

Es evidente que los precios de nuestras exportaciones son demasiado altos en el mercado internacional. La Balanza Comercial solo se empieza a equilibrar cuando el consumo en España se desploma (lease importaciones petrolíferas o bienes de lujo, pero tambien es aplicable a los bienes de equipo) y no porque nuestras exportaciones crezcan a los mismos niveles en que previamente habían crecido las importaciones.

El motivo de que los precios de nuestras mercancías sea tan elevado es, según nuestro gobierno, culpa del obrero: trabaja demasiado poco y cobra demasiado. Por eso aprueba leyes que facilitan el despido libre (movilidad laboral, le llaman). Quizás sea cierto en algunos casos, pero deja de ser serio el considerarlo como la causa principal.

Veamos lo que ha sucedido con el cambio Euro en relación al Dolar USA y al Renminbi chino en el periodo del 2-12-2008 al 2-5-2011, el periodo más significativo de la crisis española. Es importante porque la mayoría de nuestras transacciones exteriores se realiza en una de estas tres monedas (en realidad la inmensa mayoría de nuestras transacciones).

2-12-2008 2-05-2011

Euro-Dolar USA 1,27 1,48 El Euro se revaluó el 16,53%

Euro-Renminbi Chino 8,74 9,62 El Euro se revaluó el 10,07%

Esto quiere decir que cualquier comprador extranjero ajeno a la Zona Euro debe pagar por nuestros artículos en torno a un 15% más en su moneda o bien nosotros tenemos que bajar nuestros precios en euros en un 15%.

Ahora bien, para poder disminuir nuestros precios en ese porcentaje, deberían reducirse tambien en el mismo porcentaje los gastos de las empresas no solo en salarios sino tambien en transporte, intereses bancarios, impuestos, electricidad, telecomunicaciones y cualquier otro concepto. Pero, por supuesto, ésto no sucede porque la estructura empresarial española está encorsetada por la existencia (consentida por los sucesivos gobiernos) de unos oligopolios que no solo frenan cualquier intento de reducción de precios, sino que los presionan al alza. De hecho al 31-10-2012 el Índice de Precios al Consumo lleva un incremento anual del 3,5%, siendo curioso el caso de que gran mayoría de los productos de consumo resultan ser importados por lo que, teóricamente, su precio se habría visto reducido en el citado 15%. Podemos citar como ejemplo al petróleo, el gas, los productos farmaceuticos, los artículos de confección o gran cantidad de productos alimenticios.

Nuestras industrias exportadoras lo están pasando mal porque son las primeras en sufrir esta situación y, de hecho, están exigiendo mayores ayudas públicas para poder continuar con su actividad y de alguna forma paliar el incremento de costes(mayormente electricidad y transporte, ya que el IVA no se aplica a las exportaciones). Así tenemos por ejemplo las ayudas a las empresas automovilisticas (el llamado plan PIVE).

Este estado de cosas está ocasionado por la incapacidad de los gobernantes para calcular el desajuste de los valores monetarios que resultarían de una revaluación del Euro y los diferentes comportamientos entre industrias emergentes con gran valor añadido e industrias maduras como las españolas que compiten vendiendo hortalizas en no pocos casos.

Los costes para las empresas, el coste de la vida y los precios de nuestros artículos no se han ajustado a la mejoría en el cambio del euro. Son aproximadamente un 15% demasiado altos, por lo que si consideramos necesario reducir los salarios en ese porcentaje, tambien debe reducirse el coste de la vida en dicha medida.

A medida que los recursos públicos se deben desviar al pago de los intereses de la deuda pública, deberán disminuirse en la misma cantidad los destinados el resto del gasto público, suponiendo que los ingresos fiscales sean estables. Si nuestro gobierno continúa decidido a no disminuir el gasto corriente (originado en gran medida por la ineficacia en la aplicación de los recursos), necesariamente deberá continuar disminuyendo los gastos sociales, la inversión pública y, en la medida de lo posible, incrementando la presión fiscal.

Si tuviera en su mano la opción de emitir moneda (también llamado "el recurso al Banco de España") como alternativa a la emisión de Deuda Pública el resultado sería exactamente el mismo. La única diferencia estaría en que la Deuda Pública genera intereses que hay que satisfacer puntualmente y la emisión de moneda genera inflación en la misma proporción que, precisamente por éso, se denomina el impuesto oculto y que sería más perjudicial para las clases más humildes económicamente hablando.

Y por hoy lo dejamos aquí.

1 comentario:

  1. Que lujo de comentario, Ahora si que si alguien no lo entiende, apaga y vamonos.
    Es usted el Iniesta de los blogs economicos, espero y deseo que no use este solamente para contestar a J.Jacks, sino que lo utilice para mostrarnos asiduamente sus opiniones.

    Un afectuoso saludo.

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