Cualquier sociedad debe constituirse en torno a unos
principios que han de ser aceptados por todos sus componentes que también
aceptan los castigos que se derivan de su incumplimiento. Estos principios han
de ser públicamente reconocidos y se pueden dividir en dos grupos:
·
Principios
relativos a las personas, y
·
Principios
relativos al grupo.
En Europa y en los lugares donde los europeos han
impuesto su cultura (como América o Australia) los principios relativos a las
personas se basan en las tradiciones judeo-cristianas y los relativos al grupo
en la obra de Juan Jacobo Rousseau titulada "El contrato social".
TRADICIONES JUDEO-CRISTIANAS
La primera y principal fuente que define el correcto
comportamiento de las personas está en la Biblia (Éxodo 34:28) y se conoce como Los Diez Mandamientos:
1. Seis días trabajarás y harás toda tu
obra mas el séptimo día es reposo para tu Dios, no hagas en él obra alguna.
(Santificarás las fiestas).
2. Honra a tu padre y a tu madre.
3. No matarás.
4. No cometerás adulterio.
5. No robarás.
6. No darás falso testimonio contra tu
prójimo.
7. No desearás la casa de tu prójimo.
8. No desearás nada que sea de tu prójimo.
Los otro dos Mandamientos se refieren, como es
conocido, a la adoración a Dios y a no tomar su nombre en vano, y serían los
dos primeros.
También en la Biblia, en este caso en el Libro de la Sabiduría 8:7, encontramos las virtudes que deben
poseer las personas:
¿Amas la Justicia?
El fruto de sus esfuerzos son las virtudes,
Porque ella enseña la templanza y la prudencia,
La justicia y la fortaleza,
Y nada es más útil que esto para los hombres en la
vida.
Estos principios fueron posteriormente adaptados por
el cristianismo y reconocidos como las Virtudes Capitales.
Ya en las enseñanzas puramente cristianas han tenido
importancia capital en nuestra cultura Las Bienaventuranzas:
·
Bienaventurados
los pobres de espíritu.
·
Bienaventurados
los mansos.
·
Bienaventurados
los que lloran.
·
Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia.
·
Bienaventurados
los misericordiosos.
·
Bienaventurados
los limpios de corazón.
·
Bienaventurados
los que trabajan por la paz.
·
Bienaventurados
los perseguidos por causa de la justicia.
·
Bienaventurados
seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal
contra vosotros por mi causa.
Ya constituida la Iglesia Católica nos avisa de los
comportamientos indignos en Los
Pecados Capitales:
·
Lujuria,
·
Gula,
·
Avaricia,
·
Pereza,
·
Ira,
·
Soberbia.
EL CONTRATO SOCIAL
Por otra parte, en 1762 Rousseau completa estos
principios añadiendo las ideas siguientes:
La más antigua de todas las sociedades, y la única
natural, es la de la familia; sin embargo, los hijos no permanecen ligados al
padre más que durante el tiempo que tienen necesidad de él para su
conservación. Tan pronto como esta necesidad cesa, los lazos naturales quedan
disueltos. Los hijos exentos de la obediencia que debían al padre y éste
relevado de los cuidados que debía a aquéllos, uno y otro entran a gozar de
igual independencia. Si continúan unidos, no es ya forzosa y naturalmente, sino
voluntariamente; y la familia misma no subsiste más que por convención. Esta
libertad común es consecuencia de la naturaleza humana. Su principal ley es
velar por su propia conservación, sus primeros cuidados son los que se debe a
su persona. Llegado a la edad de la razón, siendo el único juez de los medios
adecuados para conservarse, conviértese por consecuencia en dueño de sí mismo.
La familia es pues, si se quiere, el primer modelo de las sociedades políticas:
el jefe es la imagen del padre, el pueblo la de los hijos, y todos, habiendo
nacido iguales y libres, no enajenan su libertad sino en cambio de su utilidad.
Toda la diferencia consiste en que, en la familia, el amor paternal recompensa
al padre de los cuidados que prodiga a sus hijos, en tanto que, en el Estado,
es el placer del mando el que suple o sustituye este amor que el jefe no siente
por sus gobernados.
…
El más fuerte no lo es jamás bastante para ser siempre
el amo o señor, si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber.
De allí el derecho del más fuerte, tomado irónicamente en apariencia y
realmente establecido en principio.
…
Si es preciso obedecer por fuerza, no es necesario
obedecer por deber, y si la fuerza desaparece, la obligación no existe.
…
Puesto que ningún hombre tiene por naturaleza
autoridad sobre su semejante, y puesto que la fuerza no constituye derecho
alguno, quedan sólo las convenciones como base de toda autoridad legítima sobre
los hombres.
…
Sería, pues, necesario para que un gobierno arbitrario
fuese legítimo, que a cada generación el pueblo fuese dueño de admitir o
rechazar sus sistemas, y en caso semejante la arbitrariedad dejaría de existir.
…
Que hombres dispersos estén sucesivamente sojuzgados a
uno solo, cualquiera que sea el número, yo sólo veo en esa colectividad un
señor y esclavos, jamás un pueblo y su jefe: representarán, si se quiere, una
agrupación, mas no una asociación, porque no hay ni bien público ni cuerpo
político.
…
Si se descarta, pues, del pacto social lo que no es de
esencia, encontraremos que queda reducido a los términos siguientes: "Cada
uno pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la
voluntad general, y cada miembro considerado como parte indivisible del todo."
…
A fin de que este pacto social no sea, pues, una vana
fórmula, él encierra tácitamente el compromiso, que por sí solo puede dar
fuerza a los otros, de que, cualquiera que rehúse obedecer a la voluntad
general, será obligado a ello por todo el cuerpo.
…
La transición del estado natural al estado civil
produce en el hombre un cambio muy notable, sustituyendo en su conducta la
justicia al instinto y dando a sus acciones la moralidad de que antes carecían.
Es entonces cuando, sucediendo la voz del deber a la impulsión física, y el
derecho al apetito, el hombre, que antes no había considerado ni tenido en
cuenta más que su persona, se ve obligado a obrar basado en distintos
principios, consultando a la razón antes de prestar oído a sus inclinaciones.
…
La primera y más importante consecuencia de los
principios establecidos, es la de que la voluntad general puede únicamente
dirigir las fuerzas del Estado de acuerdo con los fines de su institución, que
es el bien común; pues si la oposición de los intereses particulares ha hecho
necesario el establecimiento de sociedades, la conformidad de esos mismos
intereses es lo que ha hecho posible su existencia. Lo que hay de común en esos
intereses es lo que constituye el vínculo social, porque si no hubiera un punto
en el que todos concordasen, ninguna sociedad podría existir. Afirmo, pues, que
no siendo la soberanía sino ejercicio de la voluntad general, jamás deberá
enajenarse, y que el soberano, que no es más que un ser colectivo, no puede ser
representado sino por él mismo: el poder se transmite, pero no la voluntad.
…
Las leyes no son propiamente sino las condiciones de
la asociación civil. El pueblo sumiso a las leyes, debe ser su autor;
corresponde únicamente a los que se asocian arreglar las condiciones de la
sociedad.
---===ooOoo===---
Todo lo anterior viene a ser considerado como
"DERECHO POSITIVO" ya que trata de exponer la conducta positiva que
han de mantener los ciudadanos de un Estado que se rija bajo estos principios,
en oposición al "DERECHO REPRESIVO" que establece los castigos para
quienes incumplan estas normas y el "DERECHO ADMINISTRATIVO" que
recoge los Reglamentos que regulan la función pública.
Estas primeras nociones han sido puestas en duda a
partir del siglo XIX a partir de las obras de Friedrich Nietzsche que quedan
bien reflejadas en el encuentro entre Napoleón y Laplace sobre el Tratado de la
mecánica celeste que había escrito este último que, a la pregunta sobre la
ausencia de Dios en su obra, respondió: "Sire, nunca he necesitado esa
hipótesis". El avance científico conllevó que los principios morales
fueran progresivamente abandonados en beneficio del interés puramente económico
debido a su estrecha relación con las Iglesias Cristianas, sin haber podido ser
sustituidos por otros, por lo que las Leyes que se siguen dictando siguen
tratando de seguirlos de forma genérica.
En resumen el vigente DERECHO POSITIVO se resumen en
lo siguiente:
CARACTERISTICAS INDIVIDUALES
1. Libertad individual subordinada al bien
común.
2. Respeto a la vida y la propiedad de las
personas.
3. Ser honestos.
4. Respeto a los padres (y, por extensión,
a los mayores).
5. Ser prudentes.
6. Ser justos.
7. No ceder a las pasiones.
8. Ser fuertes de espíritu.
9. Practicar la misericordia (o caridad).
10. Ser diligentes en las obligaciones.
11. Descansar un día a la semana.
12. No ser avariciosos.
13. No recurrir a la violencia.
CARACTERÍSTICAS DE LA SOCIEDAD
1. Los ciudadanos deben tener unos
intereses comunes que representan el vínculo social
2. La voluntad individual queda supeditada
a la voluntad general.
3. Los ciudadanos deben estar de acuerdo en
la forma de Gobierno
4. No debe estar gobernada por la fuerza,
sino por el Derecho.
5. El Gobierno debe ser periódicamente
elegido por los ciudadanos.
6. Los ciudadanos deben percibir que
obtienen un beneficio a cambio de la pérdida de su libertad individual
7. Es obligación del Gobierno velar por el
bien común.
8. Para que el pueblo se considere obligado
a cumplir las leyes debe participar en su creación, especialmente las que atañen
al diseño de la Sociedad.
Aunque la primera redacción de los valores morales
sobre los que se asienta nuestra sociedad proviene de los "Diez
Mandamientos" y se atribuye a Moisés que falleció supuestamente en torno a
1272 A.C. lo cierto es que no se puede asegurar dicha antigüedad. La fecha más
antigua que se puede confirmar es en torno a 400 A.C. ya que Platón asegura en
dicha fecha que Sócrates conocía de memoria las fábulas de Esopo. Éstas han
llegado a nuestros días bajo la recopilación llevada a cabo por La Fontaine en
1668 o Samaniego en 1781.
Son las fábulas una colección de composiciones literarias que intentas
transmitir una moraleja de carácter instructivo. Por medio de las mismas se
transmitía de generación en generación las virtudes que debían adornar a los
hombres. Son sobradamente conocidas las de "La cigarra y la hormiga", donde se hace hincapié en la
virtud del ahorro y "El zagal y las ovejas" donde se advierte de los
peligros de mentir. A modo de ejemplo, reproducimos una de las más cortas, en
la redacción de Samaniego, donde se alerta del peligro de dejarse dominar por
las pasiones:
LAS MOSCAS
A un panal de rica miel
Dos mil moscas acudieron,
Que por golosas murieron,
Presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
Enterró su golosina.
Así si bien se examina
Los humanos corazones
Perecen en las prisiones
Del vicio que los domina.
En épocas recientes se presupone que todo el mundo
asume estos principios y se escriben libros donde se critica a aquellos que los
ignoran. Tenemos ejemplos en el Arcipreste de Talavera (El Corbacho), Moliere
(El avaro), Shakespeare (El mercader de Venecia) o Fernando de Rojas (La
Celestina). Pero, sin duda, quien ha tratado con más profundidad la definición
de gran parte de los valores morales individuales ha sido Baltasar Gracián en
su obra "El Arte de la Prudencia", escrita en 1647. De ella
entresacamos las siguientes sentencias:
·
Debes
tener inteligencia y conocimiento. Las dos cualidades para hacerte admirable.
·
Sabiduría
y valor juntos te dan grandeza. Porque ambos son inmortales, dan eternidad a
quien los tiene.
·
Busca
alcanzar la excelencia. No naces hecho, sino que vas perfeccionándote
diariamente, en tu vida personal, en tu trabajo, hasta llegar al punto del
consumado ser, habiendo adquirido las prendas de sabiduría que te hacen
superior.
·
Es
bueno que seas hombre desapasionado. Controlar el estado de ánimo es tu prenda
mayor como persona.
·
El
deseo de reputación debe nacer de la virtud. La fama siempre ha sido hermana de
la grandeza.
·
Trata
con quien puedas aprender.
·
Convierte
siempre el trato amigable con gente que sean escuela de erudición, y cuya
conversación sea enseñanza culta.
·
Refina
lo que te dio la naturaleza. No hay belleza que no haya sido trabajada, ni
virtud que no luzca bárbara sin el brillo de la elaboración. Lo que se pule
mejora lo malo y perfecciona lo bueno.
·
La
dura realidad, endúlzala con buenas formas. No basta la sustancia, hay que ver
la circunstancia. Si no tienes un buen modo de hacer o decir las cosas, todo se
te dañará, aun cuando tengas razón y justicia en tus propósitos.
·
Combina
el saber con la correcta intención. Juntos aseguran productivos aciertos.
·
Combina
siempre sabiduría y esfuerzo. No hay grandeza sin el juego de ambas, pero no
tengas ninguna en exceso.
·
Practica
el arte de ser dichoso. Reglas hay para conseguir la ventura, y acaso sólo
puedan aplicarlas los sabios. Pero al que no lo es, puede ayudarlo el esfuerzo.
·
Evita
perder tu reputación. Este es el riesgo de las virtudes. Pocos viven sin algún
defecto moral de su naturaleza, y por ello se desesperan, y sin embargo, pueden
curarlo con facilidad, si le buscan el lado bueno que siempre tiene.
·
No
te dejes dominar por tu imaginación. Tu imaginación se te vuelve una tirana si
en vez de conformarse con la fantasía interior, quiere obrar en el sentido que
se le ocurre. Entonces puede hacerte la vida fácil o difícil, según el tipo de
necedad en que ella se apasione, haciéndote demasiado deprimido o demasiado
satisfecho de ti mismo.
·
Aprende
a ser buen entendedor. Arte entre las artes fue hace un tiempo el saber
razonar. Ya no basta: es menester que sepas usar la intuición, y más cuando
quieres librarte de engaños. No llegará a ser un entendido el que no sea
intuitivo.
·
Valora
más la calidad que la cantidad. No consiste la perfección en la cantidad, sino
en la calidad.
·
Nunca
caigas en lo vulgar. No te dejes llevar por el gusto. Gran sabio es el que se cuida
de preferir lo que prefieren los muchos. Demasiados aplausos de la gente no
satisfacen al hombre cuidadoso.
·
Sé
hombre de entereza. Trata de estar siempre de parte de lo razonable, con
firmeza de propósito, y que ni la pasión baja ni la violencia tirana te
obliguen jamás a pasar la raya de la razón.
·
Por
ganar fama, no te hagas objeto de burlas.
·
Vive
siempre en disposición de dar a los demás.
·
Debes
saber abstenerte. Si es gran virtud de la vida saber negarse a los demás, mayor
tesoro será saber negarse a sí mismo, tanto en asuntos personales como de
negocios. Hay aficiones viciosas que son como polillas que corroen tu precioso
tiempo. Ocuparte de lo pernicioso es peor que no hacer nada.
·
Descubre
tu principal virtud. Has de saber en qué profesión eres más capaz, y cultivar
eso, y usarlo para ayudar a los demás. Cualquiera puede conseguir la prestancia
en algo, si descubre que esa es su vocación.
·
Pondera
bien las cosas. Y más lo que importa más. Por no hacerse clara idea de las
cosas ni pensarlas, se pierden todos los necios.
·
Con
bondad y sabiduría, gánate el amor de la gente. Conseguir la admiración del
común de la gente, ya es lograr mucho. Pero para alcanzar que te amen, hay que
tener una chispa especial hacia el bien, y la sabiduría necesaria para
cultivarla.
·
Nunca
exageres. Gran logro del hombre cuidadoso es no hablar con superlativos y
grandilocuencias, pues se expone ya a faltar a la verdad, ya a deslucir la
cordura.
·
Evita
la antipatía sin motivos. Solemos aborrecer a algunas personas sin conocer
todavía sus virtudes y defectos. Muy mal es que algunos varones inteligentes
posean esta vulgar aversión. Que tu cordura logre corregirla, pues aborrecer a
los mejores te producirá desprestigio.
·
Sé
juicioso y observador. Así dominarás las situaciones, en vez de que ellas te
dominen a ti.
·
Nunca
te faltes el respeto. Ni pelees contigo mismo a solas.
·
Nunca
pierdas la calma. Uno de los dones de la cordura es nunca descomponerte ni
perder la calma.
·
Aprende
a ser diligente e inteligente. El hombre inteligente ejecuta con rapidez lo que
pensó con calma.
·
El
hombre ha de saber esperar. Al corazón lo ensancha el sufrimiento. Pero nunca
debes apresurarte ni apasionarte.
·
Si
no tienes la vocación, busca la experiencia para tus decisiones.
·
En
lo que te dediques, busca ser el mejor. Una especialísima cualidad entre todas
las virtudes posibles.
·
Aprende
a librarte de los pesares. Ahorrarse disgustos es propio de gente sensata. La
prudencia evita muchos, y es origen de la felicidad y el contento. Las malas
nuevas, trata de no darlas ni recibirlas: ciérrales la puerta, si no vienen con
su remedio.
·
Cultiva
el gusto por lo relevante. Es resultado de la cultura y la inteligencia. Con él
aprendes a dominar el apetito de desear, y después el deleite de poseer.
·
Lo
importante es que las cosas te salgan bien. Algunos ponen más atención a la
forma hacer las cosas que a lograr lo que se busca. Pero más reconocimiento
gana el conseguir lo perseguido que la forma en que se hizo.
·
Ayuda
dando tus conocimientos. Es de más importancia enseñarle a otro lo que no sabe
que recordarle lo que sabe. Unas veces has de recordarle cosas y en otras
enseñarle.
·
No
te dejes llevar por el mal humor.
·
No
varíes frecuentemente de opinión. El hombre cuidadoso mantiene a la perfección
sus mismos juicios, y por eso gana el crédito de sabio. Si algún cambio tiene
es basado en sólidas causas y grandes méritos.
·
Apúrate
por llegar a la meta, más que por competir. Trabaja por tu propio éxito, más
que imitar el ajeno.
·
Nunca
llegues al extremo, ni en el mal ni en el bien. "Moderación en todo"
dijo un sabio para resumir la sabiduría toda.
·
Luce
siempre tu cultura y pulcritud. Nace bárbaro el hombre, pero cultivándose se
eleva sobre la bestia. La cultura te hace mejor persona.
·
Da
el buen trato en abundancia. Y procura hacerlo con un alto espíritu.
·
Conócete
a ti mismo. No podrás nunca dominarte si no te comprendes a ti mismo, en
inteligencia y saber, en órdenes y amores.
·
El
secreto de vivir mucho es vivir para el bien. Dos cosas acaban pronto con tu
vida: la necedad y la ruindad. Unos fracasaron por no saber controlarlas y
otros por no querer tenerlas. Así como la virtud es de por sí un premio, el
vicio es en sí mismo un castigo. Quien pronto entra en el vicio, muy pronto lo
acaba el vicio, y quien desde joven entra en la virtud tendrá una larga vida.
·
Es
fundamental pensar todo bien. Todo, todo. Es la primera y más alta regla que
debe regir tus palabras y acciones, y pensarlo más mientras más alto sea el
cargo que ocupes.
·
Debes
atesorar un universo de virtudes. Un hombre con todas las virtudes, vale por
muchos.
·
Elije
el empleo que más se ajuste a tu vocación. Muchos son los roles a jugar en la
sociedad. Los hay que exigen gran conocimiento y habilidad. Unos requieren
valentía, otros, suavidad de carácter.
·
Cuando
tengas fortuna, prepárate para cuando no la tengas. Aprovecha el cálido verano
y prepárate a recibir el duro invierno.
·
Debes
saber convivir con quienes te rodean. También con los que te muestran odio. Hay
que lograr un entendimiento con los que estamos obligados a convivir.
·
Evita
presumir tus méritos. Quien sabe que tiene virtudes no necesita de artificios
para mostrarlas.
·
Tan
importante es que seas virtuoso como que lo parezcas. Las cosas no se recuerdan
por lo que son sino por lo que parecen. Ser virtuoso y saber mostrarlo es ser
dos veces virtuoso.
·
No
tengas espíritu de contradicción. No lo tengas porque es propio de necios y
rabiosos, y la gente sensata siempre estará contra ti. Aunque seas inteligente,
al ser permanente contradictor, lo dificultas todo, y no escapas de ser
impertinente, aun siendo entendido.
·
Pelea,
si es necesario, pero en buena lid y con ética.
·
Que
no te atrape el vicio de ser presumido.
·
Sé
feliz con lo que te ha dado la vida. Cada uno posee su fortuna. Los tontos
poseen con frecuencia la de una larga vida. No hay afán sin consuelo. Los
necios tienen en ocasiones el de ser dichosos.
·
Conoce
en qué oficio eres estrella, y descubrirás tu estrella. No hay nadie tan poco
dotado que no tenga una vocación especial; y si es poco dotado es por no
conocerla.
·
Esfuérzate
por tener algo a qué aspirar.
·
Es
bueno que seas correcto en palabras y obras. Siempre debes hablar a favor del
bien y a actuar con honradez.
·
No
quieras lo que todos quieren y sé feliz con lo que tienes. Si eres así eres
dueño de una muy especial sensatez.
·
Actúa
por reflexión y no por obstinación. Toda obsesión produce fricción, y es hija
de la pasión, que nunca ha sido buena guía.
·
No
tengas la mala voz del difamador. No te ganes la fama de ser un contrafama, que
ataca al que es notable. No te hagas conocer a costa de dañar la fama ajena.
·
Primero
haz tu trabajo, y después descansa, y no al contrario.
·
Sé
siempre hombre respetuoso de la ley.
·
No
seas entrometido y no serás ofendido.
·
Haz
que se reconozca el peso de tu intachable conducta. Se nota en tu rostro, pero
más en tu conducta. El peso hace precioso al oro, y la moral, preciosa a la
persona. De todas las virtudes del hombre, ésta es la que causa mayor
veneración. La conducta correcta del hombre es el espejo de su alma. El hombre
maduro se caracteriza por una sosegada actitud que inspira respeto y autoridad,
algo muy distinto al necio que endurece el rostro para fingir seriedad.
La obra de Baltasar Gracián consta de 300 principios y
está diseñada como un manual para los futuros dirigentes de la sociedad, por lo
que ha sido adaptada y aplicada por distintas escuelas de negocios, lo que no
impide que entre sus enseñanzas se encuentren las obligaciones que,
supuestamente, debe cumplir un ciudadano.
Actualmente el Derecho Positivo se encuentra recogido
en la Constitución (en nuestro caso la española de 1978) en la que se recogen
de forma vaga y, a veces, con diferentes posibles interpretaciones los derechos
y obligaciones de los ciudadanos. Sigue, lógicamente, las líneas marcadas por
las enseñanzas y la experiencia del pasado y los engloba por orden de
preferencia en los siguientes títulos:
1. De los derechos y deberes fundamentales.
2. De la Corona
3. De las Cortes Generales.
4. Del Gobierno y de la Administración.
5. De las relaciones entre el Gobierno y las
Cortes Generales.
6. Del Poder Judicial.
7. Economía y Hacienda.
8. De la Organización Territorial del
Estado.
9. Del Tribunal Constitucional, y
10. De la reforma constitucional.
Teniendo en cuenta el Título Preliminar y las
disposiciones adicionales, transitorias, derogatoria y final ocupa 60 páginas.
El título referente a los ciudadanos (de los derechos y deberes fundamentales)
contempla la dignidad de la persona y sus derechos conforme a la Declaración
Universal de Derechos Humanos, la obtención y pérdida de la nacionalidad y
viene a reproducir alguno de los puntos de la citada Declaración Universal. En
estas 12 páginas se condensa todo el Derecho Positivo del Estado Español. El
resto de las Leyes (Decretos, Decretos-Ley, Leyes, Códigos, Reglamentos y demás
disposiciones Administrativas) se limitan a ordenar las relaciones
administrativas del Estado con los ciudadanos y a reprimir las conductas que
vulneren los derechos reconocidos en la Constitución y posteriormente
desarrollados legalmente.
Se ha venido discutiendo si le corresponde al Estado,
a los filósofos o a la Religión explicitar no solo los derechos sino también
las obligaciones de los ciudadanos en orden a facilitar la convivencia, lo que
da lugar a conflictos regionales que no deberían producirse.
Por supuesto que las normas de comportamiento
individual parecen estar presentes en la labor del legislador que no duda en
castigar el homicidio, el robo o las falsas acusaciones defendiendo la
presunción de inocencia. No está tan claro en el caso del cumplimiento de las
penas dictadas por los jueces, pero no se cumple de ninguna manera el
identificar los intereses comunes que justifican la existencia del Estado y los
beneficios que obtienen los ciudadanos por renunciar a su libertad individual,
lo que no quiere decir que no los haya. Tampoco se contempla lo que habría de
ocurrir en el supuesto caso de que las Instituciones del Estado incumplan sus
fines que son el bien común, es decir, el fomento de los intereses que hacen
posible la misma existencia del Estado.
El respeto a las costumbres es también esencial para
la redacción de las leyes. Aunque pueda parecer que son más o menos parecidas
en todos los lugares o limitarse al folclore la realidad es que en ocasiones
tienen gran trascendencia en temas como las herencias ó, más importante, el
mismo concepto de "familia". En algunos lugares es costumbre
repartirse el patrimonio de los padres fallecidos en partes iguales entre todos
los hijos, mientras que en otros el hijo mayor se queda con la casa y los
terrenos que la sustentan y reparte el dinero en efectivo y los enseres entre
sus hermanos. En el concepto de familia entendemos, en los países latinos,
aquél conjunto de ascendientes y descendientes de un linaje mientras que en los
países sajones la familia se define como un grupo de personas emparentadas
entre sí por el matrimonio e incluye a los padres y a sus hijos. Esta
diferencia de concepto tiene trascendencia, por ejemplo, en el caso del
fallecimiento de uno de los cónyuges sin haber tenido hijos ya que el
patrimonio que le es atribuido debe quedar en poder de su familia (cónyuge
superviviente o padres/hermanos, según el concepto que se aplique). También las
propiedades obtenidas durante el matrimonio pueden tener distinta consideración
en función de las costumbres ya que pueden ser atribuidas por partes iguales
entre cada uno de los cónyuges o ser patrimonio exclusivo del que las adquirió.
LAS LEYES Y EL DERECHO
Para que puedan considerarse justas, las Leyes deben
ajustarse a Derecho, entendido éste en su sentido etimológico:
"Del latín directus. Recto, igual, seguido,
sin torcerse a un lado ni a otro. Justo, fundado, razonable, legítimo."
Para que pueda exigirse una conducta determinada a
unos individuos dentro de un marco social es necesario que existan unas normas
jurídicas que fundamenten dichas conductas. Estas normas son jurídicas cuando
basan su exigibilidad en una actuación de la autoridad que las haga coactivas.
Las Leyes deben cumplir con los siguientes preceptos
para ser considerada justas:
- El Derecho
Natural que se basa en la creencia común en una serie de principios de
justicia que tienen su origen en la naturaleza del hombre en cuanto ser
racional, e indican de qué manera han de ordenarse las relaciones entre
los hombres para cumplir los ideales de justicia. Un ejemplo: Los Diez
Mandamientos.
- El Derecho
Positivo que nace de la voluntad humana y se manifiesta en el
razonamiento y, de ahí, a la ley escrita. Un ejemplo: "El Contrato
Social" de Rousseau.
- Las Costumbres
que son normas que tienen su origen en la práctica social. Representan
una conducta reiterada, generalizada y uniforme dentro de un grupo social
o un ámbito territorial determinado que es aceptada como una obligación
jurídica por los miembros de la comunidad.
- Los Acuerdos
multinacionales que estén de acuerdo con las anteriores premisas, como
la citada Declaración Universal de los Derechos del Hombre que se ha
decidido incorporar a todas las legislaciones mundiales.
Otra definición del Derecho Natural nos la
proporciona Immanuel Kant (La Fundamentación de la metafísica de las costumbres
– 1785) donde manifiesta:
"Con el objeto de saber lo que he de hacer para
que mi querer sea moralmente bueno no necesito ir a buscar muy lejos una
especial penetración. Inexperto en lo que se refiere al curso del mundo,
incapaz de estar preparado para todos los sucesos que en él ocurren, me basta
con preguntar: ¿puedes querer que tu máxima se convierta en ley universal? Si
no, es una máxima reprobable, y no por algún perjuicio que pueda ocasionarte a
ti o a algún otro, sino porque no puede incluirse como principio en una
legislación universal posible. No obstante, la razón me impone un respeto
inmediato por esta legislación universal cuyo fundamento no conozco aún ciertamente
(algo que deberá indagar el filósofo), pero al menos comprendo que se trata de
un valor que excede en mucho a cualquier otro que se aprecie por la
inclinación, y que la necesidad de mis acciones por puro respeto a la ley
práctica es lo que constituye el deber, ante el cual tiene que inclinarse
cualquier otro fundamento determinante, puesto que es la condición de una
voluntad buena en sí, cuyo valor está por encima de todo".
Determina que existen tres imperativos en los
individuos :
·
Técnicos:
De habilidad (Formación, regida por Reglas): El que quiere un fin quiere
también (en cuanto que la razón tiene un decisivo influjo sobre sus acciones)
el medio indispensablemente necesario para alcanzarlo si está en su poder. Esta
proposición es, en lo que se refiere al querer mismo, analítica, pues en el
querer un objeto como producto de mi acción está ya pensada mi causalidad como
causa activa, es decir, el uso de los medios, y el imperativo extrae el
concepto de las acciones necesarias para tal fin del concepto de un querer ese
fin .
·
Pragmáticos:
De felicidad (Sagacidad, regida por Consejos): Los imperativos de la
sagacidad no pueden, hablando con rigor, mandar, esto es, exponer objetivamente
ciertas acciones como necesarias prácticamente; que hay que considerarlos más
bien como consejos (consilia) que como mandatos (praecepta) de la razón, y que
el problema de determinar con seguridad y universalidad qué acción fomenta la
felicidad de un ser racional es totalmente irresoluble, puesto que no es
posible a este respecto un imperativo que mande en sentido estricto realizar lo
que nos haga felices, porque la felicidad no es un ideal de la razón sino de la
imaginación, que descansa en fundamentos meramente empíricos, de los cuales en
vano se esperará que determinen una acción por la cual se alcance la totalidad
—en realidad infinita— de consecuencias.
·
Morales:
de la moralidad (regido por Leyes): pertenecientes a la conducta libre
en general, es decir, a las costumbres. Cuando se dice no debes prometer
falsamente y se admite que la necesidad de tal omisión no es un simple consejo
encaminado a evitar un mal mayor, como sería si se dijese no debes prometer
falsamente; no vayas a perder tu crédito al ser descubierto, sino que se afirma
que una acción de esta especie tiene que considerarse mala en sí misma,
entonces el imperativo de la prohibición es categórico. Por eso hemos de
comprender, por el momento, que el imperativo categórico es el único que se
expresa en una ley práctica, y que los demás imperativos pueden llamarse principios
de la voluntad pero no leyes de la voluntad.
En el hipotético caso de que se dicten Leyes que no cumplan con estos
preceptos, las mismas podrán ser reputadas como injustas y no será obligado su cumplimiento.
(Publicado originalmente en www.ramonllera.blogspot.com el 25/04/2012)
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