Aun siendo rigurosamente cierto que la riqueza de un país se
genera por los puestos de trabajo creados por las empresas y por el valor
añadido obtenido por éstas al vender sus productos en el extranjero, no es
menos cierto que, a falta de otras consideraciones, la situación final sería la
existencia de dos clases sociales diferenciadas por su poder adquisitivo: la
clase rica y la clase pobre. Teniendo en cuenta la diferente capacidad de
presión que el poder económico otorga a cada una de ellas y que la fuerza del
trabajo es una mercancía más, sujeta a las leyes de la oferta y la demanda, y
cuyo precio el comprador intentará bajar si tiene poder para hacerlo por la
actuación de los monopolios, tendremos servido el conflicto social anticipado
por Karl Marx.
Tiene que haber un medio para solventar este círculo
vicioso: la clase rica cada vez más rica y la clase pobre cada vez más pobre.
De hecho ya tuvo como consecuencias las luchas sindicales en principios del
siglo XX y la Revolución Rusa por la misma época.
La respuesta la planteó el revolucionario Piotr Kropotkin a
finales del siglo XIX: “cada cual debe contribuir de acuerdo con sus
posibilidades y recibir conforme a sus necesidades”. Poco importa que la frase
no sea literal porque es así como quedó en la Historia. En realidad, en su obra
“El Apoyo Mutuo” expone los resultados de sus observaciones sobre las
comunidades animales y la evolución de las ciudades humanas bajo el prisma de
la obre de Darwin sobre la evolución de las especies, y llega a la conclusión
de que se prospera más mediante la cooperación y con la finalidad de satisfacer
las necesidades materiales, poniendo por ejemplo a los gremios de artesanos.
Las semillas de la actual concepción del problema fueron
plantadas por la Revolución Francesa que en 1789 promulgó como su primera ley
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que históricamente se
resumió en “Libertad, Igualdad y Fraternidad”.
Parece obvio que con estos antecedentes revolucionarios (sin
duda la Revolución Francesa y Kropotkin lo fueron en grado sumo) las clases
dirigentes se negaran a tener en cuenta sus propuestas, e incluso lucharan
fervientemente contra las mismas.
Para llegar al concepto que nos interesa debemos reconocer
que con el sistema de mercado sin más consideraciones, el país perderá unas
potencialidades por no haber sido capaz de impulsar su desarrollo. Personas que
podrían crear nuevas empresas o diseñar nuevos productos o desarrollar nuevas
formas de producción no tendrían acceso a los medios necesarios para hacerlo.
Así pues, un país será más rico cuanto mayor grado de colaboración y ayuda sean
capaces de concentrar sus ciudadanos. En el mejor de los casos diremos que se
trata de un país socialmente justo.
Una persona que tuvo gran influencia para que la idea fuera
aceptada en los países occidentales y capitalistas fue Abraham Maslow que en
1934 desarrolló una teoría psicológica
denominada “Jerarquía de necesidades de Maslow”. En ella viene a decir que una
persona no puede relajarse y relacionarse con otras personas en tanto no tenga
resueltas sus necesidades físicas de seguridad: comida, vivienda y salud. Sus
teorías servirían a Douglas Mcgregor para resolver el problema que le causaba
observar dos tipos opuestos de comportamiento en los obreros: los que querían
producir más mejorando en su actuación y aquellos a los que había que obligar a
trabajar por el sistema del palo y la zanahoria. Según Mcgregor las personas
con bajos conocimientos y que tienen una inseguridad en relación a las
necesidades de Maslow (se conocen como el segundo escalón de Maslow) tienen que
ser forzadas a trabajar mientras que el resto desean trabajar porque se sienten
realizados al hacer su trabajo. Estas teorías dieron lugar a la idea de la
formación interna en las empresas y al desarrollo de las motivaciones de Peter
Drucker en la década de 1950.
Así pues, las presiones para un cambio de mentalidad ya no
venían solamente de los anarquistas y revolucionarios sino de la propia élite
norteamericana lo que facilitó el desarrollo del concepto de justicia social.
Es así que en 1948, finalizada la Segunda Guerra Mundial, se
aprueba la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, texto que debe ser
aprobado por cualquier Estado que pretenda formar parte de la O.N.U. y cuyo
artículo 1º reproduce literalmente el artículo 1º de la Declaración de los
Derechos del Hombre de 1789. Es ésta una declaración de intenciones que, aun después
de 60 años de haberse aprobado, no se cumple en la mayoría de los países,
aunque todos ellos manifiestan su voluntad de defenderla y aplicarla plenamente
en su territorio.
Aunque el concepto está en desarrollo y hay controversias
respecto a su alcance, a día de hoy generalmente se reconoce que para
establecer el orden político de una sociedad es un elemento esencial el definir
y proteger unos derechos fundamentales de los ciudadanos que deben basarse en
una mayor justicia social y con los siguientes principios:
1.
Igualdad ante la justicia de todos los
ciudadanos.
2.
Igualdad en derechos y oportunidades.
3.
Existencia de unos fondos económicos propiedad
del Estado que permitan igualar las condiciones en que compiten las clases
rica, media y pobre de la sociedad.
4.
Establecimiento de unas condiciones mínimas,
acordes con las posibilidades económicas del país, para todos los ciudadanos
respecto a:
·
Alimentación.
·
Refugio seguro.
·
Atención médica.
·
Educación.
·
Seguridad.
La justicia social está estrechamente vinculada a la igualdad
de oportunidades y a la protección de las iniciativas privadas y depende de la
educación en su más amplia concepción como variable fundamental para construir
una sociedad más justa.
Porque un
país socialmente justo debe pretender el reparto equitativo de los bienes
sociales. Al depender éstos del nivel de riqueza del país, el bienestar social
será mayor cuanto más rico sea el país, superando de esta forma el círculo
vicioso del enfrentamiento entre la clase rica y la clase pobre.(Publicado originalmente en www.ramonllera.blogspot.com el 20/04/2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario