La política económica de la Unión Europea se basa en el
principio fundamental impuesto en su día por Alemania de un euro fuerte, ajeno
a cualquier posibilidad de devaluación, entendiendo de ésta forma que alejaría
el fantasma de la inflación del que tenían pésimos recuerdos.
Hemos visto que, por el contrario, los Estados Unidos han
procedido a una devaluación competitiva del dólar y se han visto acompañados en
la misma por China, lo que equivale en términos prácticos a que el euro ha
visto incrementado su valor en torno al 15%.
El efecto de un cambio elevado es disminuir los precios en
euros tanto de las importaciones como de las exportaciones relacionadas con países
ajenos a la zona euro. La disminución del precio en los alimentos y las
materias primas importadas tiende a reducir el coste de la vida. Que esto no se
haya producido puede deberse en primer lugar al aumento mundial de sus precios
(en este caso podemos esperar alguna disminución de los precios en el futuro a
medida que la oferta se vaya igualando a la demanda mundial), pero también puede
ser debido al hecho de que cuando una mercancía (y esto incluye a las
importadas) llega al consumidor, su coste se ha visto considerablemente
afectado por los varios servicios interiores que se le incorporan (mayormente
aranceles, almacenamiento, distribución e impuestos).
Mientras tanto, la aparente baratura de los productos
extranjeros nos impulsa a comprar más de ellos. Tenemos como ejemplo los
productos chinos o los productos informáticos.
El resultado es animar las importaciones y desanimar las
exportaciones, volviendo de este modo en contra nuestra la Balanza Comercial
que llegaría a tener déficit como ha sido el caso español. Mientras nuestro
país mantiene su crédito como prestatario puede subsanar este déficit pidiendo
prestada la suma necesaria a costa de pagar un interés suficientemente alto. En
España lo denominamos emitir Deuda Pública.
Para paliar esta situación las autoridades tienen que
efectuar lo que eufemísticamente denominan “ajustes estructurales”, para lo
cual solo tienen un camino: restringir el crédito. Esto es así porque una
Balanza Comercial negativa indica que nuestros precios son demasiado altos y el
camino para bajarlos es el dinero caro y la restricción del crédito.
Nuestro camino es reducir los salarios monetarios y, a
través de ellos, el coste de la vida, con la idea de que, cuando se haya
completado el ajuste, los salarios reales serán muy similares a los iniciales
(obviamente, no los salarios nominales, sino la capacidad de compra de los
mismos). El coste salarial es el único de los que soporta cualquier empresa que
permanentemente presiona al alza. La única forma de lograr que los trabajadores
acepten la reducción nominal de sus salarios es mediante la intensificación
deliberada del desempleo. El objeto de la restricción del crédito es quitar a
los empresarios los medios financieros para contratar trabajo al nivel
existente de precios y salarios. Un claro ejemplo de cómo se restringe el
crédito lo tenemos en las directrices para las provisiones bancarias en
relación a los créditos hipotecarios que reducen el capital del que disponen
los Bancos para prestar, en vez de intentar evitar el drama social de los
embargos y posterior desahucio mediante la imposición obligatoria de moratorias
en la amortización de aquellos préstamos cuyos titulares se encuentren en
situación de desempleo. Otro ejemplo sería la “sugerencia” a las entidades
bancarias para que destinen su tesorería a la compra de Deuda Pública.
Si no olvidamos que el objetivo de todo lo anterior es bajar
el coste de la vida (es decir, provocar deflación), parece que los resultados
obtenidos están lejos de dicho objetivo ya que al 31-10-2012 el índice oficial
de los precios al consumo a sufrido un incremento desde el 31-01-2012 del 3,5%.
Las autoridades europeas están convencidas de que se
empezará a crear empleo debido a los bajos tipos de interés aplicados por el
B.C.E. (actualmente el 0,75%), pero la política económica española en su
interés por lograr la deflación (también llamada devaluación interna) tratará
de impedirlo mediante la restricción del crédito, las subidas de impuestos y la
benevolencia sobre las prácticas monopolísticas que por aquí abundan.
Parece que, éticamente, el Gobierno español debería haber
afrontado esta situación con seriedad y haber dicho a los trabajadores algo así
como lo siguiente:
“El valor del euro se ha incrementado en un 15%. Esto
significa que los salarios deben disminuir en un 15%. Esta disminución salarial
puede repartirse en 3, 4 ó 5 años suponiendo entre un 3 y un 5% anual.
Pero también significa que, cuando el ajuste se haya
completado, el coste de la vida descenderá aproximadamente un 15%. En este caso
no se habrá producido una caída seria de los salarios reales”.
Claro que entonces los trabajadores podrían haberle
preguntado qué pasaría con las rentas del capital, los impuestos, la energía o
los gastos corrientes del Estado. Y esto es algo que no desea responder ningún
político en España.
Buenos dias D.Rafael.
ResponderEliminarPermitame que pase sin mas preambulos a las preguntas.
1- Por que le interesa a un Pais exportador (Alemania) un Euro fuerte? Siempre pense que todo este tinglado de Deuda Soberana no buscaba ota cosa que debilitar la fortaleza del Euro y volverlo a su cambio con el Dolar de 1,27
2- Como es posible librar una batalla mundial de Divisas sin Herramientas? Por que no tenemos un BE que funcione como una FED o el B Chino?
El oro sirve o no sirve? Vale o no vale? por que se lo vendio Solves?
3- Digame por favor, y se lo pregunto en serio,por que no se plantea siquiera la jornada laboral de 30 h teniendo un 25% de desempleo? si con 25% no bajan los salarios sera que no se pueden bajar mas, luego habra que repartir el poco trabajo que hay de otra manera, no?
No le molesto mas que tenga un buen dia,y disfrute de sus plantas.
Jose:
EliminarAunque solo son 3 preguntas, el tema que tratan es muy extenso, por lo que le respondo en una nueva entrada.
Le ruego me disculpe la extensión. No he podido hacerlo más corto.
Un saludo